martes, 27 de abril de 2010

CONCURSO DE CUENTOS

En la semana del 19 al 23 de abril se han ido sucediendo diversas actividades con motivo de la semana cultural de nuestro centro. Esta semana cultural buscaba hacer un pequeño homenaje al gran escritor Miguel Hernandez. En ella alumnos de todos los cursos de infantil y primaria han aportado su granito de arena para conocer y admirar al gran escritor. Entre otras actividades se ha hecho una exposición que ha podido ser visitada en la biblioteca pública de nuestra localidad, en dicha exposición, además de rendir tributo a Miguel Hernandez se han presentado diversos trabajos relacionados con el plan de lectura del presente año. Otra de las actividades ha sido la lectura de poesias de Miguel Hernandez y por último un concurso de cuentos perteneciente a los premios de escritura para el alumnado de la comunidad de Castilla la Mancha.


Me gustaría hacer un pequeño hincapié en este concurso de cuentos, en el cual han participado alumnos de todos los cursos de primaria con un total de 54 alumnos, repartidos de la siguiente manera: de primero de primaria, quince alumnos, de segundo de primaria, 15 alumnos de tercer curso, catorce alumnos, de cuarto curso, dos alumnos, de quinto, cuatro y por último de sexto, nueve alumnos, el cuento ganador corresponde a una niña de segundo curso de primaria: Arantxa Hernadez Mora de 2 curso, grupo A y es el siguiente:


LA SONRISA DE LAURA


Laura era una niña de ocho años muy activa y divertida, siempre estaba riendo con todo y se lo pasaba muy bien.

Su mejor amigo y confidente era su abuelo Lucas y su perra Cosquilas.

Laura cuando volvía del cole siempre, siempre visitaba a su abuelo, con él que recorría los campos y jardines, jugaba a las adivinanzas, veían peliculas, bueno, lo acompañaba, todo, todo. Laura tenía una sonrisa que le ilumniaba el rostro todo el día, y sobre todo cuando estaba con Lucas (el abuelo) y Cosquillas.

Un día cuando salío del colegio y fue corriendo a ver a su abuelo, se encontró con una desconocida, con una bata blanca que le dijo:

- "¿Quién eres pequeña? y ¿qué haces aquí, preciosa?"

- "Soy Laura, y usted ¿Quién es?"

- "Soy la doctora Isabel y vengo a cuidar de tu abuelo que está enfermo."

- "¡Mi abuelo!, ¿Qué le pasa?, ¿Es grave?, ¿Se pondrá bien, verdad?".

- "Sí, si, pequeña, no sufras estará bien en unos días, pero ahora tiene que descansar porque ha estado muy malito y no es momento de que lo veas. El abuelo al oir la voz de Laura empezó a llamarla:

- "¡Laura, Laura!.

Laura corrió a la habitación y se abrazo a su abuelo.

-"¡Ay abuelo!, ¡Qué susto me has dado!, ¿Qué tal estás?, ¿Te pondrás bien, verdad abuelo?".

-"Sí, pequeña, no sufras el abuelo estará mejor en unos días y mientras cuida de Cosquillas que pronto tendrá cachorritos".

-"Si abuelo, no sufras, yo cuidaré de ella, pero ¿Quién cuidará de tí?.

- "En el hospital cuidaran de mi, me tengo que marchar unos días, pero pronto volveré a jugar de nuevo."

Laura rompió a llorar y se abrazó a su abuelo:

- "¡No abuelo no te vayas!"

- "Vamos pequeña que serán unos días y volveré para cuidar a los cachorros de Cosquillas."

En esos momentos llegó una ambulancia y se llevó al abuelo, para desconsuelo de Laura.

La niña estaba muy, muy triste, no quería jugar, ni salir, ni nada de nada.

En el colegio Laura tampoco rendía como antes, pues el abuelo Lucas era el que le ayudaba con sus estudios, le preguntaba las tablas, etc. Pero como él no estaba, Laura no hacía los deberes, ni estudiaba, ni nada. Mientras, en el hospital el abuelo tampoco mejoraba, estaba triste y melancólico, no comía, no tenía ganas de nada. Pues lo que el abuelo quería era ver a Laura, y Laura lo que quería era ver al abuelo.

La profesora de la niña, viendo la aptitud de Laura, llamó a su mamá:

- "Laura está muy cambiada, ya no es la niña sonriente y alegre de antes, no trabaja, no atiende, no se relacciona, bueno no sé, pero algo hay que hacer." Dijo la profesora.

La mamá salió muy preocupada. Esa misma tarde acudía al hospital a ver al abuelo y la doctora le dijo:

- "Lucas está fatal, está triste, no come, no mejora nada, no tiene ilusión ni ganas de vivir."

La madre se acordó de la profesora, y le preguntó a la doctora si su hija Laura podría visitarlo, ya que ella le alegraría bastante.

La doctora dijo que sí, que algo así le vendría bien.

A la mañana siguiente Laura se levantó y su mamá le había preparado el desayuno.

- "¡Corre Laura!, ¡Date prisa, tenemos muchas cosas que hacer hoy!"

Laura no quería ni desayunar, se vistió, montó en el coche, pero muy desganada. Cuando llegó a la puerta del hospital, Laura creía que era para recoger unos resultados de unas pruebas de su madre. Subió al ascensor, bajaron en la quinta planta, llamaron a una puerta y apareció el abuelo Lucas.

Laura se puso como loca.

- "Abuelo, abuelo, ¿Estás bien?, ¿Cuándo volverás?, te echo mucho de menos." Dijo llorando desconsoladamente, el abuelo también lloraba:

- "Laura, mi pequeña niña, ¿Tú estás bien?, ¿verdad?, ¡Cuánto has crecido preciosa!" dijo, dándola mil besos y abrazos.

Laura y el abuelo estuvieron hablando todo el día el abuelo se comió todo, todo lo que le traían y Laura le daba de comer con un cariño inmenso.

Los dos eran las personas más felices del universo.

La doctora viendo la aptitud del abuelo y la mejoría inmediatamente decidió darle el alta para que Laura lo cuidara, pues sabía que era su mejor medicina y los dos salieron juntos del hospital, dos días más tarde. Laura se compró un disfraz de enfermera y todas las tardes cuando salía del cole corría a casa del abuelo, se ponía su disfraz y cuidaba del abuelo como nadie, jugaban a las cartas, veían pelis, merendaban juntos y ¿sabeís qué? que el abuelo mejoró mucho pero que mucho, mucho con la sonrisa de Laura.


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